«Con un ojo reímos, con otro lloramos»: Rumania reacciona tras el bronce de su gimnasta
La rumana Ana Bǎrbosu compite en la final de gimnasia de suelo el lunes 5 de agosto. Crédito: Loic Venance/AFP/Getty Images
La reubicación de la medalla de bronce del ejercicio de suelo femenino de Jordan Chiles a la rumana Ana Bǎrbosu ha sido la gran noticia de la mañana de este domingo.
Al parecer, pone fin a la confusión sobre el final de la prueba el lunes.
Inmediatamente después de que la competición terminara con la rutina de Chiles, Bărbosu pensó que había ganado la medalla de bronce tras obtener una puntuación de 13,700. Chiles había obtenido inicialmente una puntuación de 13,666, pero sus entrenadores impugnaron con éxito la puntuación de dificultad, lo que añadió 0,1 a su puntuación y la situó tercera, por detrás de la medallista de oro Rebeca Andrade y de la estadounidense Simone Biles.
Después de que el Tribunal de Arbitraje Deportivo (TAS) dictaminara el sábado que la impugnación inicial presentada por Estados Unidos sobre la puntuación de Chiles en la final del ejercicio de suelo de gimnasia del lunes se presentó fuera del plazo de un minuto, la Federación Rumana de Gimnasia (RGF) dijo: «Con un ojo reímos, con el otro lloramos».
«¡Felicidades a nuestras dos gimnastas por el especial resultado obtenido en los Juegos Olímpicos de París!». dijo Sabin Gherdan, abogado de la RGF, en un comunicado.
El primer ministro de Rumania, Marcel Ciolacu, había declarado anteriormente que se negaba a asistir a la ceremonia de clausura de los Juegos Olímpicos en protesta por la final del ejercicio de suelo femenino.
Ciolacu declaró el miércoles que Bǎrbosu y Sabrina Maneca-Voinea habían sido tratadas «de forma absolutamente deshonrosa» por los jueces en la final de suelo. Bǎrbosu se había quedado sin medalla de forma sorprendente, mientras que Maneca-Voinea recibió una penalización de 0,1 puntos por salirse de la colchoneta del ejercicio de suelo, aunque no parecía que realmente hubiera pisado fuera de los límites.
«¡Es inaceptable que, en una competición de esta magnitud, que promueve valores como el respeto, la comprensión y la excelencia, una chica que había ganado honradamente su medalla se vea brutalmente privada del resultado de su trabajo de cuatro años! No podía mirar sus lágrimas y aceptar con serenidad que algo así es perfectamente normal».
Y añadió: «Y el hecho de que cientos de millones de telespectadores de todo el mundo estuvieran, como nosotros, los rumanos, efectivamente conmocionados por esta terrible escena, demuestra que en alguna parte, en el sistema de organización de esta competición, algo falla.»