(CNN) — Se espera que el reloj de pulsera que perteneció al último emperador de China, Aisin-Gioro Puyi, supere los US$ 3 millones cuando se ponga a la venta en Hong Kong este mes.
La exorbitante tasación se debe en parte a la rareza del Patek Philippe Reference 96 Quantieme Lune, uno de los ocho únicos que se conocen. Pero según la casa de subastas Phillips, que se encarga de la venta, la estimación de siete cifras también se debe a la extraordinaria historia del reloj, de 86 años, que fue llevado a Siberia durante los cinco años de encarcelamiento del exgobernante en la URSS.
El reloj de platino de 1,2 pulgadas de diámetro tiene una esfera con números arábigos, agujas de oro rosa y una función de «fase lunar» que muestra la visibilidad de la Luna desde la Tierra en un momento dado. Algunos de sus mecanismos internos datan de 1929, aunque el modelo no fue vendido por Patek Philippe, relojero suizo conocido por instalar complicados movimientos en cajas delgadas, sino hasta 1937.
Se desconoce cómo adquirió Puyi el reloj, aunque los registros indican que se vendió inicialmente a través de una tienda de lujo de París. Phillips añadió que los documentos históricos demuestran que el antiguo emperador se lo llevó a un campo de prisioneros soviético en Jabarovsk. Más tarde, se lo regaló a Georgy Permyakov, que hablaba mandarín con fluidez y le sirvió de tutor y traductor al ruso durante su detención.
Puyi, en cuya vida se basó la galardonada película de 1987, «The Last Emperor», ascendió al trono siendo apenas un niño, en 1908. Se vio obligado a abdicar menos de cuatro años después, cuando una revuelta republicana derrocó a la dinastía Qing, aunque se le permitió seguir viviendo en el palacio imperial de Beijing (y fue restituido brevemente como emperador en 1917).
En 1924, huyó de Beijing y formó una alianza con Japón, que más tarde lo instaló como emperador de su Estado títere, Manchukuo, en la región de Manchuria, al noreste de China. Tras la derrota de Japón en la Segunda Guerra Mundial, Puyi fue capturado por las fuerzas soviéticas y retenido como prisionero de guerra. Según Phillips, entregó el reloj a Permyakov en 1950, justo antes de que el antiguo emperador regresara a China para ser juzgado por crímenes de guerra.
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Según un comunicado de prensa, Phillips pasó tres años investigando la historia del objeto y confirmando su procedencia, un proceso que Thomas Perazzi, jefe de relojes para Asia de la casa de subastas, describió en un comunicado como un «proyecto de investigación sin precedentes con un equipo mundial de especialistas en relojes, historiadores, periodistas y científicos».
En su catálogo, Phillips cita al sobrino de Puyi, Yuyan (que estuvo encarcelado junto a él), que recuerda en sus memorias que su tío llevaba el reloj «a diario» mientras estuvo en Manchukuo. El catálogo también dice que Puyi había regalado previamente el reloj a su sobrino, pero que más tarde lo pidió de vuelta para dárselo a Permyakov.
Casi una década después de regresar a China, Puyi fue indultado y vivió como civil en Beijing hasta su muerte, en 1967. Permyakov, por su parte, conservó el reloj hasta su muerte, en 2005, tras lo cual pasó a manos de sus herederos antes de ser consignado a Phillips por su actual propietario, en 2019. El reloj ha estado en exhibición en Nueva York, Singapur, Londres y Taipéi, y viajará a Ginebra antes de regresar a Hong Kong, donde saldrá a la venta en la nueva sede de Phillips en Asia, el 23 de mayo.
El reloj se ofrece junto a otras posesiones de Puyi. Entre ellas se encuentran 15 acuarelas, atribuidas al cuñado de Puyi, Gobulo Runqi, y un abanico de papel rojo también regalado a Permyakov, con un poema inscrito por el antiguo emperador.
Uno de los cuadernos manuscritos de Puyi, que según Phillips «ofrece una visión nunca vista de [su] mente», también se venderá junto con su copia de «Las Analectas», de Confucio, y se espera que ambos objetos alcancen un total de más de US$ 25.000.
A esta venta seguirá una subasta de relojes de dos días de duración en Phillips, en la que se venderán unos 240 relojes. Entre las piezas históricas más destacadas figura un Omega Speedmaster Apollo XI 1969, de edición limitada, que en su día se regaló al astronauta de la NASA Charles «Pete» Conrad Jr., la tercera persona en poner un pie en la Luna.